PLAGA DE CHINCHES EN UN SUBMARINO DE LA U.S. NAVY

Uno de los submarinos de ataque más potentes de la Marina de Estados Unidos ha sido victima de una importante infestación de chinches.

 

La primera queja se presentó en diciembre, después de que los miembros de la tripulación informaran de que había chinches a bordo mientras el submarino estaba amarrado en la base naval de Kitsap-Bremerton, en Washington.

 

Sin embargo, los técnicos no pudieron encontrar la infestación y la "presencia física de chinches" no fue encontrada hasta el pasado mes de febrero.

 

La portavoz de la Fuerza de Submarinos de la Flota del Pacífico de la Armada, ha afirmado que en cuanto los miembros de la tripulación presentaron la queja, se avisó a un equipo de técnicos para que registraran el submarino.

 

Los marineros han afirmado que la plaga comenzó en realidad el pasado mes de marzo mientras el submarino participaba en un ejercicio de entrenamiento en el Ártico.

 

También se quejaron de que los chinches afectaban negativamente al sueño de los marines, un problema para los marineros con un trabajo estresante..

 

Incluso cuando el submarino regresó a puerto, algunos marineros dormían en los coches para evitar hacerlo en sus literas.

 

"Los criterios de la Armada para el tratamiento de submarinos o buques requieren la presencia física de chinches para establecer su existencia", ha informado la portavoz de la Fuerza de Submarinos de la Armada en el Pacífico, la comandante Cynthia Fields.

 

La portavoz dijo que "se han realizado inspecciones diarias desde el descubrimiento inicial de los insectos" el mes pasado. "Se registraron todas las literas a bordo, para retirar toda la ropa de cama y hacer una inspección minuciosa de todas las costuras y pliegues de los colchones".

 

Se sustituyeron los colchones de las zonas afectadas, se lavó toda la ropa y se limpiaron a fondo las zonas afectadas.

 

Tambien se ha llevado a cabo hizo un tratamiento químico en dos ocasiones después de una aplicación inicial de polvo de diatomeas.

 

Durante el extenso proceso de tratamiento, se habilitaron zonas de estancia en los muelles de la base naval de Kitsap-Bremerton para los marineros del Connecticut. 

 

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