PRECAUCIONES PARA DISFRUTAR DEL JACUZZI CON SEGURIDAD

20 Abril, 2022
Cada vez es mas frecuente el uso de instalaciones acuáticas en hoteles y destinos turísticos, pero es recomendable saber los riesgos que puede tener el uso de jacuzzis para evitar infecciones y otras enfermedades, especialmente si se trata de una persona mayor.

Según un informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), se han declarado 208 brotes de enfermedades asociadas con "aguas recreativas tratadas" (piscinas, jacuzzis y parques acuáticos públicos) entre 2015 y 2019, con 3.646 enfermos y 13 fallecidos. No obstante, los expertos sospechan que las cifras reales son aún más altas, ya que muchas enfermedades nunca se declaran.

Además, en este periodo de cinco años, uno de cada tres brotes relacionados con el agua estuvo vinculado a un hotel o un centro turístico y el 70 % estuvieron asociados con jacuzzis.

MICROSERVICES le da algunos consejos para un uso seguro de los jacuzzis, especialmente en las personas mayores:

1. El agua puede contener gérmenes que trasmiten enfermedades:

Si el jacuzzi huele a cloro, no significa que esté limpio, porque el olor a cloro se produce cuando el cloro libre se ha mezclado con un exceso de orina, sudor y otros contaminantes y se genera cloro combinado. Por ello, los usuarios deben ducharse antes de entrar para eliminar exceso de desodorantes, lociones y aceites o cremas corporales.

Antes de entrar al agua, se debe consultar la información sobre los últimos análisis que es obligatorio que el establecimiento los ponga a disposición del público, de acuerdo con la legislación:

o  El agua de los jacuzzis debe tener entre 0,5 - 2 ppm de cloro libre residual y menos de 0,6 ppm de cloro combinado.
o  En el caso del bromo, el agua del jacuzzi debe tener de 2 - 5 ppm.
o  El nivel de pH debe estar entre 7,2 y 8,0.
o  Cada mes se debe analizar el agua para detectar la presencia de bacterias como Pseudomona, Legionella o Escherichia Coli.

No se debe tragar el agua del jacuzzi ni permitir siquiera que entre a la boca porque algunos gérmenes presentes en el agua pueden causar enfermedades desagradables e incluso mortales, como Naegleria fowleri, la ameba “comecerebros”.
 
En ocasiones, puede encontrarse Cryptosporidium, un parásito que puede provocar enfermedades gastrointestinales. El cripto puede propagarse cuando una persona infectada usa un jacuzzi y elimina algunas heces en el agua. Por ello, toda persona que tenga diarrea debe abstenerse de usar el jacuzzi para evitar la propagación del cripto. Además, los adultos mayores, los niños pequeños, las mujeres embarazadas y las personas con el sistema inmunitario comprometido son particularmente susceptibles y no deberían usar los jacuzzis sin consejo de su médico.
 
La presencia de Norovirus, cuya contaminación procede también de la contaminación fecal y si el agua no contiene el nivel de desinfectante adecuado, puede causar un brote de gastroenteritis en los bañistas. 
 
El pulmón de jacuzzi es una inflamación pulmonar por hipersensibilidad a la inhalación de toxinas, que son fragmentos de una bacteria (Mycobacterium avium) que se han aerosolizado por el agua burbujeante. Se origina sobre todo en bañeras de hidromasaje en espacios interiores. Para prevenir esta enfermedad, los jacuzzis siempre deben tener un nivel suficiente de desinfectante en el agua y asegurarse una buena ventilación para que el aire se renueve y diluya las endotoxinas.

2. Los aerosoles pueden transmitir Legionella.

En los jacuzzis, podemos encontrar la presencia de Legionella, que puede causar la enfermedad del legionario, una infección pulmonar o neumonía que puede ser grave.

Cuando se ponen en marcha los chorros del jacuzzi, el agua se convierte en aerosol y se dispersa en el aire. Si esas gotitas de agua contienen Legionella y una persona las inhala, puede infectarse, desarrollando la enfermedad, específicamente en las personas con alguna enfermedad previa.

La Legionela prolifera con el agua templada, sobre todo cuando se reducen los niveles de cloro o bromo y puede sobrevivir y multiplicarse en el biofilm de las paredes de los jacuzzis. 

3. Puede salir una infección en la piel o los oídos.

La bacteria Pseudomonas es otra que suele proliferar en aguas templadas y también puede sobrevivir y multiplicarse en el biofilm de un jacuzzi. Esta bacteria puede causar el llamado "sarpullido de jacuzzi", una infección de la piel que afecta los folículos pilosos y provoca enrojecimiento, picor, ardor y ampollas con pus.

El sarpullido sale donde la piel ha estado en contacto con el agua del jacuzzi, por lo que en muchos casos se presenta con una forma similar a la del traje de baño, que mantiene el agua en contacto con la piel. Para reducir el riesgo de este tipo de sarpullido, hay que quitarse el traje de baño, lavarlo y bañarse con jabón después de usar el jacuzzi.

Las bacterias que se encuentran sobre las superficies sucias pueden entrar al agua con las personas o contaminar sus pies y manos, por lo tanto, es importante mantener una estricta limpieza sobre la plataforma y los bordes del jacuzzi.

Si el agua penetra en los oídos y está contaminada con Pseudomonas u otras bacterias, puede causar una otitis, con dolor y supuración.

4. El calor puede causar mareos

El calor del jacuzzi dilata los vasos sanguíneos y disminuye la presión arterial. Por ello, quienes ya tienen la presión arterial baja podrían sufrir un desmayo y tragar agua. El consumo de bebidas alcohólicas mientras se usa el jacuzzi también puede sumarse a los efectos del calor y reducir la presión arterial y beber alcohol está completamente desaconsejado mientras se usa el spa.

Cuando se apagan los chorros de agua, el usuario también debería tomarse un descanso, especialmente los adultos mayores, cuya capacidad de regular la temperatura corporal está disminuida por la edad. La sesión de jacuzzi no debería durar más de 15 minutos.

Según la legislación (Real Decreto 742/2013), la temperatura del agua en los jacuzzis no debe exceder de 36 ºC.

Mas información en MICROSERVICES
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