CÓMO GESTIONAR EL CONTROL DE PLAGAS EN LAS COMUNIDADES DE PROPIETARIOS
12 Diciembre, 2024
La gestión de plagas en comunidades de propietarios es una tarea difícil para las empresas de control de plagas y los administradores.
Con la alta densidad de población, los espacios compartidos y la constante afluencia de nuevos inquilinos, las plagas encuentran muchas oportunidades para proliferar y expandirse en las comunidades de propietarios.
Desde cucarachas y roedores hasta moscas y chinches, estos huéspedes no deseados pueden causar importantes trastornos, riesgos para la salud y perjuicios económicos.
Sin embargo, mediante un Plan de Gestión Integrada de Plagas, podremos resolver los retos y problemas que plantean estos edificios y complejos con muchas viviendas.
¿Cuáles son los principales problemas de la gestión de plagas en los edificios de comunidades de propietarios?
Alta densidad de personas y generación de basuras:
La alta densidad de población en los edificios aumenta los problemas de plagas, especialmente cuando hay una eliminación inadecuada de la basura. Las cucarachas, los roedores y las moscas se sienten atraídos por zonas con abundantes fuentes de alimento, y la basura constituye un caldo de cultivo ideal para las plagas. La eliminación y la gestión de las áreas de almacenamiento de basura son esenciales para prevenir infestaciones y facilitar las medidas de control.
Espacios compartidos:
Los espacios compartidos, como pasillos, lavanderías y zonas comunes, suponen un reto para el control de plagas. Las plagas pueden pasar fácilmente de una sala a otra a través de estas zonas, lo que dificulta el control de las infestaciones. El sellado de grietas y hendiduras, la colocación de trampas y cebos y las inspecciones periódicas pueden evitar que las plagas se propaguen entre las viviendas y los espacios comunes.
Viviendas colindantes:
Plagas como cucarachas, roedores y chinches pueden pasar fácilmente de una vivienda a otra a través de paredes, suelos y techos. Cuando las plagas se enfrentan a un exceso de superpoblación o dificultades de alimento o ambientales, pueden empezar a buscar nuevos hábitats y propagarse rápidamente a las viviendas cercanas, lo que dificulta el control de las plagas.
Introducción de plagas con los nuevos inquilinos:
Los nuevos inquilinos pueden traer consigo plagas sin saberlo como chinches o no ser conscientes de los problemas de las plagas existentes. Esto puede llevar a la propagación de plagas por toda la propiedad y plantear problemas de salud y seguridad para todos los inquilinos.
Dificultades en el acceso.
Abordar los problemas de plagas se convierte en un reto cuando los inquilinos no permiten el acceso a sus viviendas o no hay llaves disponibles para acceder a las zonas “olvidadas” donde pueden residir las plagas. Además, algunos inquilinos pueden ser sensibles o alérgicos a los productos químicos utilizados en los tratamientos de control de plagas, lo que limita las opciones de métodos de control eficaces.
Resistencias a los plaguicidas:
La exposición repetida al mismo plaguicida es frecuente, lo que puede conducir al desarrollo de poblaciones de plagas resistentes a los plaguicidas.
Falsos ahorros:
El control de plagas en los edificios puede resultar o parecer caro, especialmente en el caso de infestaciones generalizadas que requieran tratamientos repetidos. Este coste puede tentar a tomar atajos arriesgados para ahorrar dinero, con métodos domésticos lo que a la larga provoca más plagas y problemas más costosos.
Uso de plaguicidas de venta libre:
Recurrir a pesticidas de venta libre y a métodos de "hágalo usted mismo" suele ser ineficaz, peligroso e interferir con los trabajos de los profesionales de control de plagas.
Niveles de tolerancia de las personas a las plagas:
Las personas tienen distintos niveles de tolerancia hacia las plagas que pueden afectar a la frecuencia de los tratamientos y a la notificación de las infestaciones. El nivel de tolerancia a distintas plagas puede variar en función de la especie específica de la plaga. Por ejemplo, algunas plagas como las chinches, las cucarachas y los roedores suelen considerarse más intolerables que otras como los pececillos de plata o las arañas. Las personas pueden tener diferentes niveles de aversión a diferentes plagas en función de sus experiencias personales y sus antecedentes culturales.