COMO CADA TEMPORADA, SE REPITEN LOS BROTES DE TRIQUINOSIS POR CONSUMO DE CARNE DE JABALÍ

13 Enero, 2025

Con la llegada de la temporada invernal de caza, se suelen declarar brotes de triquinosis por el consumo de carne de caza de jabalí que no ha seguido los debidos controles y análisis veterinarios.
 
A esta circunstancia, se suma la masiva proliferación de jabalíes en el territorio español en los últimos años y la práctica de conductas imprudentes por parte de algunos consumidores y cazadores.
 
Nuevo brote en Ciudad Real.
 
Ahora, la Consejería de Sanidad de Castilla-La Mancha ha detectado un brote de triquinosis en la provincia de Ciudad Real, en el municipio de Los Cortijos.
 
Doce personas de una misma familia se han visto afectadas por triquinosis tras haber consumido carne de un jabalí que habían cazado para su autoconsumo. 
 
Solo una de las personas afectadas ha requerido ingreso hospitalario. El resto tuvieron que ser atendidas por síntomas compatibles con triquinosis en el centro de salud de atención primaria.
 
Se han recogido muestras entre los afectados que han sido remitidas al Centro Nacional de Microbiología para que se realicen las pruebas que confirmen el patógeno causante de la intoxicación.
 
En 2023, la Junta de Castilla y León contabilizó a 16 personas en un brote de triquinosis en las comarcas de Omaña y El Bierzo (León) que habían consumido carne de jabalí infestada.
 
Según el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III, en España durante 2023 se declararon un total de 17 casos y durante 2024 la cifra ha sido de 4 casos a los que habrá que añadir los originados en el brote de Ciudad Real.
 


¿Qué es la triquinosis?
 
La triquinosis es una enfermedad parasitaria causada por larvas enquistadas del nematodo Trichinella, que se transmite de modo accidental a los humanos al consumir carne o productos cárnicos crudos o insuficientemente cocinados de cerdos o jabalíes infectados.
 
De las ocho especies de Triquina que existen, en España las habitualmente identificadas son T. spiralis_y T. britovi, cuya presencia es más frecuente en jabalíes y otros carnívoros silvestres.
 
Es una enfermedad que cursa con síntomas gastrointestinales (diarrea, malestar abdominal, cólicos), fiebre, dolor muscular, edema de los párpados superiores (que puede ir acompañado de hemorragias subconjuntivales) y que, en muchos casos, se resuelve por ella misma. 
 
En algunas personas, sin embargo, dependiendo de su sensibilidad, su estado inmunitario y la cantidad de larvas ingeridas, puede llegar a ser más grave (requieren hospitalización), e incluso mortal. 
 
La mortalidad suele ser inferior al 1%, aunque puede llegar hasta el 40% si no se diagnostica y trata rápidamente.
 
La triquinelosis es considerada una enfermedad parasitaria zoonótica emergente y reemergente en algunas partes del mundo, como en Argentina, Europa del Este y Asia. Las estimaciones de prevalencia global más recientes indican que entre 10 y 11 millones de humanos pueden estar infectados actualmente de triquinosis, por el consumo de fuentes animales tanto salvajes como domésticas. Cada año, se registran unos 10 000 casos de la enfermedad en el mundo.
 
En España, todos los casos humanos de triquinelosis hoy en día se deben a consumo de jabalí cazado pues en los cerdos de granja o los jabalíes son prácticamente inexistentes. 


Prevención de la triquinosis.
 
Aunque los brotes de triquinelosis humana debido al consumo de carne de jabalí ha disminuido en las últimas décadas, este brote en Castilla-La Mancha muestra que se necesita vigilancia para prevenir futuros brotes, educando a los ciudadanos y particularmente los cazadores haciendo cumplir las normas de seguridad alimentaria y los controles sanitarios.
 
El Reglamento (UE) 2015/1375, por el que se establecen normas específicas para los controles de la presencia de triquinas en la carne, requiere el análisis sistemático de triquina en cerdos domésticos, jabalíes y équidos. 
 
La normativa obliga a que la carne de jabalíes abatidos en cualquier acción de caza sea analizada por un veterinario para detectar quistes de triquina, y que nunca se consuma dicha carne hasta tener el resultado del análisis.
 
La entrega de piezas de caza menor o mayor silvestre por parte de un cazador a un establecimiento de manipulación de caza, sin que el examen sobre el terreno del cuerpo y, en su caso, de las vísceras extraídas lo realice un veterinario, sólo se podrá realizar cuando se cumplan las condiciones establecidas en el artículo 22 del Real Decreto 1086/2020.
 
También se recomienda a los cazadores que no deben dejar en el campo vísceras o restos de un jabalí abatido, para evitar que otros animales puedan ingerirlos y, si los despojos estuvieran infectados con el parásito, favorecer su dispersión.
 
Las autoridades sanitarias indican que el curado o salazón, la desecación, el ahumado y el cocinado en microondas no se consideran métodos seguros para inactivar al parásito. 
 
El calor lo inactiva siempre que se alcance una temperatura y un tiempo suficiente para que todas las partes de la pieza de carne lleguen a los 71 ºC. El frío también lo puede inactivar, pero los congeladores domésticos no alcanzan las temperaturas requeridas para garantizar su destrucción, sólo siendo posible en congeladores industriales.

La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, en colaboración con la Real Federación Española de Caza, ha publicado un tríptico informativo con el objetivo de reducir los potenciales riesgos asociados al autoconsumo de carne de jabalí.
 
 
 
Descarga la Guía