ALGUNOS CONSEJOS SANITARIOS PARA EL CONSUMO SEGURO DE ALGAS

26 Febrero, 2021
El consumo de algas es cada vez más frecuente por la incorporación de platos y costumbres gastronómicas asiáticas.

Las algas tienen un bajo contenido calórico, son ricas en fibra y proteína y su poca grasa es rica en ácidos grasos poliinsaturados (omega-3).

También poseen elevadas concentraciones de algunos minerales, como el yodo y el arsénico, que pueden tener efectos perjudiciales para la salud.

Son alimentos que solo con un gramo de algunas especies como kombu, wakame o nori aporta cinco o más veces el límite de consumo recomendado y tienen una tendencia elevada a acumular metales pesados y, sobre todo, radioisótopos.

En 2016, el Comité Científico de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (European Food Safety Authority - EFSA) identificó “riesgos potenciales asociados al consumo de las algas marinas” como uno de los 18 problemas emergentes en Europa.

Todas las algas acumulan gran cantidad de yodo, mucho más que el pescado y el marisco, pero la cantidad varía en función de la especie.

Las personas vulnerables al yodo (personas con problemas tiroideos, mujeres embarazadas o en lactancia y niños de corta edad) han de abstenerse o realizar un consumo ocasional de algas.

El alga kombu acumula tanto yodo que es preciso realizar un consumo ocasional y las personas vulnerables no la deben consumir.

El alga hijiki tiene una concentración de arsénico inorgánico tan elevada que se deberá evitar su consumo.
 
La ebullición y eliminación del agua de cocción puede disminuir significativamente la concentración de yodo y arsénico inorgánico.
 
En el caso de los niños, es recomendable que realicen un consumo muy limitado y ocasional de las algas.

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